Es ya casi de noche.
De entre el rumor de las olas del mar,
distingo el rumor del beso
del agua sobre los granos de arena de la playa,
para que mar y playa exhalen ese suspiro de encuento,
es necesario el sumarse de millones sobre millones deslizandose...
el choque de miriadas y miriadas de particulas.
¡Eterna concha entre las dos fortalezas!:
imperceptible en tu inacabable
hacerte y deshacerte...
Y el mar muele que te muele,
instatisfecho, suspirante y anhelante siempre,
como un artista llano de deseo
que no da con la forma definitiva.
-Jose-